Historia de un matrimonio, el triunfo del desamor

Noah Baumbach nos transporta en una montaña rusa de encuentros y, sobre todo, desencuentros.
Historia de un matrimonio, dirigida por Noah Baumbach, es una película conmovedora que relata la historia de un amor visto desde su final. Contada desde el punto de vista de la pareja, se muestra el distanciamiento en la relación hasta que el propio proceso de divorcio les acaba separando definitivamente, sin que ellos mismos entiendan las causas de esto.
Es una película fascinante que muestra las complejidades de una relación de forma realista y sin adornos. Tal como se entrevé en su comienzo, narra el devenir de una pareja incapaz de analizar los motivos por los que se enamoraron, lo que les aboca al divorcio sin comprender cómo han llegado a esa situación. Es el propio mediador de la pareja el que les descubre su situación, diciendo: «Me gusta empezar con una nota positiva para que las parejas con las que trabajo recuerden por qué se casaron, de tal manera que, cuando se estén separando, ninguno olvide que el otro es la persona por la que ha sentido algo muy profundo y puede que aún lo sienta en algunos aspectos».
El realismo del film genera un cúmulo de emociones que lleva al espectador a identificarse plenamente con los dos protagonistas. El desgaste que sufren ambos por el proceso del divorcio les lleva a reclamar cosas que ellos mismos no quieren, hasta que la situación les supera totalmente. Los silencios que desvelan emociones contenidas o los gritos de los que luego se arrepienten son lo que convierte esta película en extraordinaria.
Por otra parte, la rivalidad entre Nueva York y Los Ángeles no es sino la proyección de las diferencias entre ambos protagonistas, que se ven suplidas por el único punto en común que les importa: su hijo Henry. Él es el principal motivo de sufrimiento de la pareja y la representación del esfuerzo de cada uno por ganar el juicio, hasta que llega a ser el medio por el que conseguirlo y no el n. El desplazamiento del niño por toda la ciudad para conseguir a un abogado o la obligación de salir en Hallowe'en con ambos progenitores de forma separada hasta el agotamiento total desvelan los problemas de los protagonistas para discernir entre qué es lo mejor para su hijo, en un caso en que lo más importante es él.
Las críticas hacía el sistema judicial también están presentes en el film. La abogada de la esposa, interpretada por Laura Dern, expresa con claridad las incongruencias de un sistema en el que se premia a los padres por ayudar en las tareas del hogar mientras que se espera de la madre una perfección absoluta. Un solo error de ésta podría llevarla a la pérdida de la custodia, mientras que el progenitor puede excederse cuanto quiera. Una crítica al sistema judicial que bien podría llevarse al mundo real.
Los protagonistas, parte esencial del film
Los dos actores principales, Scarlett Johansson y Adam Driver, consiguen que sus personajes transmitan mucho más con sus miradas que con sus diálogos. La química existente entre los dos muestra la relación «idílica» de unos personajes confusos que están en constante «tira y aoja».
A pesar de la impecable actuación de Scarlett, el gran descubrimiento del largometraje es Adam Driver. Acostumbrados a verlo blandiendo una espada láser, el
actor demuestra sus capacidades interpretativas mostrando todos los matices que su personaje requiere. La escena más desgarradora del actor se produce
cuando canta Being Alive, en la que acaba lamentándose por el desenlace de su matrimonio. El momento se puede traducir también en el deseo de encontrar
otra persona que, tal como dice la canción, «le haga sentir vivo».
Laura Dern también está maravillosa en una actuación que recuerda más a Renata en Big Little Lies que a Ellie Sattler en Parque Jurásico. Aunque, si es necesario compararla con algún personaje de la famosa saga, el más adecuado sería el T-Rex, ya que consigue llevar el caso entre la pareja con una astucia y una ereza tal que el espectador no sabe si aplaudirle o esconderse.
El momento idóneo
Noah Baumbach es ya un veterano en relatar historias de divorcios. Con Una historia de Brooklyn comenzó narrando la separación de una pareja desde el punto de vista de los hijos. Ahora, con Historia de un matrimonio culmina sus esfuerzos por encontrar la narración intimista y a la vez desgarradora de este proceso.
De una manera realista el director vuelca todos los pensamientos que tenía sobre su vida privada en aquel momento. Es prácticamente un hecho que Baumbach se inspiró en su divorcio de la actriz Jennifer Jason Leigh, con la que, al igual que en la película, compartía un hijo. Asimismo, se ve reflejada la sombra de la infidelidad que, a diferencia de la ficción, en la vida real nunca se llegó a reconocer públicamente por parte del director.
La situación también fue idónea para Scarlett, ya que, en el momento de comenzar los preparativos de la película, estaba en proceso de divorcio de su segundo
marido, Romain Dauriac. Su propia historia es muy similar a la de Nicole, la protagonista de la película. Scarlett se mudó a París con el periodista, se casaron y
tuvieron una hija. Al poco tiempo, se divorciaron y es en ese momento en que Baumbach contacta con ella para comentarle el guion que está escribiendo. De
forma similar a las emociones del film, la ruptura de la actriz acabó con un comunicado diciendo: «Comenzamos nuestra relación con amor y con amor la
dejamos».